lunes, 29 de junio de 2009

Debates







Podemos iniciar con una pregunta sencilla: ¿A los mexicanos nos gusta debatir? ¿Encontramos un gusto y sobre todo, una utilidad en el debate? Más aún, ¿nos agrada confrontar nuestras ideas? La realidad es dura, pero cierta. Entre nuestras virtudes cotidianas no figura la deliberación. Es decir, no nos gusta debatir, ni tampoco estamos acostumbrados a defender nuestras ideas con argumentos y con razones. Máxime cuando se trata de temas sobre política. Bien recomienda una frase popular entre nosotros: es mejor no hablar de política ni religión sobre la mesa. Otra variante, aconseja por educación, omitir estos temas en las conversaciones comunes. Por eso, las encuestas nos refieren que de cada diez mexicanos, sólo dos hablan de política en una conversación (ENCUP, 2008).

Y quizá el tema resultaría trivial, si la política en la democracia, no se basara en argumentos, pesos y contrapesos. Por eso, tampoco extraña, que muchos de nuestros políticos hayan descuidado tanto el arte de la argumentación. En cambio, prolifera la retórica en un sentido peyorativo, la demagogia o el enojo y los aspavientos fáciles ante los cuestionamientos. Hemos alimentado una relación poco sana con nuestros hombres públicos, tan dados a la foto y las imágenes, las apariencias y las simulaciones, que a la defensa de las decisiones públicas. Por lo general, los políticos no tienen empacho en pedir el voto por las calles, pero a la hora de defender el proyecto, de mostrar una justificación sensata, por no decir racional, pocos levantan la mano.

Un caso ejemplar lo encontramos en Enrique Peña Nieto, Gobernador del Estado de México. Peña Nieto es sin duda, el político más popular del país, incluso más que el Presidente de la República. Su exposición mediática nos recuerda más a un actor de televisión que a hombre de Estado, sin embargo, no recuerdo alguna propuesta relevante o alguna intervención decisiva para dirimir un problema. Se trata de un hombre que seduce por las apariencias, pero del cual se repara poco en su capacidad deliberativa. Probablemente habrá quien considere que no la necesita, a fin de cuentas, lo que importa es verse bien. Si bien, en este punto, no condeno la imagen, tampoco considero perder de vista que un régimen político como la democracia, es en esencia, un régimen deliberativo donde los actores se aprestar a defender decisiones y proyectos, pero también donde los ciudadanos utilizan distintos medios para cuestionar, exigir explicaciones y cuentas.

En uno de sus lúcidos artículos, Gabriel Zaid, recomendaba más “organizar debates informados e informativos de los problemas y oportunidades nacionales, entre los aspirantes al poder”, en vez atiborrar los medios con propaganda política de buenas intenciones. Hay que obligar a los aspirantes del poder a defender sus propuestas ante los electores, a que también las confronten con sus rivales de campaña y que finalmente busquen convencer por qué sus propuestas son mejores y más viables que las de su adversario. Sobran los anuncios y los espectaculares de un país mejor, pero falta saber con claridad cómo lo van a lograr y cuánto nos va a costar.

En sentido, y gracias a You Tube, pude ver el debate entre los dirigentes de los tres principales partidos: Germán Martínez del PAN, Beatriz Paredes del PRI y Jesús Ortega del PRD. De entrada, no me aburrió el debate, lo cual ya es algo, sobre todo, por el tipo de debates acartonados que procura el IFE. Sin embargo, faltan más ejercicios abiertos como ese encuentro, pero a horas más accesibles, donde los ciudadanos puedan formarse directamente opiniones. En este caso parece algo extraordinario, más en realidad se trata de algo común y frecuente en democracias consolidadas, donde los ministros de un gabinete por ejemplo, suelen confrontar sus resultados con el poder legislativo. De la misma manera, ahora debemos impulsar más las discusiones públicas con el fin de que los ciudadanos vean los pros y los contras, las carencias y las capacidades de quienes nos pretender gobernar. Tal vez así, candidatos y políticos, muestren al fin, una propuesta clara o simplemente exhiban su incapacidad para defenderla.

sábado, 20 de junio de 2009

Los jóvenes y la política


No es fácil escribir sobre los jóvenes. Qué piensan, cuáles son sus intereses, qué los motiva, en qué creen, a qué le temen, qué les preocupa. Lo cierto es que de una u otra manera, los jóvenes, son la base inmediata que hará el futuro del país. Tan sólo en los últimos años, algunos episodios en el mundo nos recuerdan su lugar. Cómo olvidar por ejemplo, a los miles de jóvenes protestando en España por la reforma educativa. O qué decir de otros miles que desbordaron en violencia las calles de Francia, ante una política laboral limitante. En Chile, la situación no fue menos dura ante las protestas de cientos de miles de jóvenes que demandaban alternativas para el transporte y mejores espacios educativos.

Pero qué decir de nuestros jóvenes laguneros en pleno proceso electoral. Qué relación tienen con la política. Cómo perciben a los partidos y sobre todo, cuál será su participación el próximo 5 de julio. Algunas claves para comprender y tratar de mostrar un escenario, las podemos encontrar en la integración del padrón electoral. 22 millones de jóvenes integran el padrón nacional. Tan sólo en Torreón, para hablar de un caso, la integración del Distrito 6, el cuál abarca una parte representativa de la zona urbana, está conformado por 74 mil jóvenes entre 18 y 29 años, lo que equivale al 27% del total del padrón. Uno pensaría que esta cifra es suficiente para mover una ciudad, sin embargo, el rechazo de los jóvenes a participar lo desmiente. Según la Encuesta Nacional de Juventud (ENJ, 2005), 83% de los jóvenes les interesa poco y nada la política. En otras palabras, es un mundo ajeno a ellos. En Coahuila, el interés decrece aún más, como bien lo demuestra el análisis que hace Sergio Garza Saldívar de la ENJ en el Estado: 9 de cada 10 jóvenes coahuilenses no le interesa la política. En consecuencia, la tendencia nacional muestra que sólo 4 de cada 10 está dispuesto a votar en las elecciones.

A pesar del rechazo a la política por parte de los jóvenes, la semana pasada, alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Autónoma de Coahuila, realizaron una encuesta en su propia comunidad estudiantil, misma que comprende las carreras de Administración Pública, Comunicación y Sociología. La encuesta, coordinada por el profesor Miguel Ángel Ordaz y procesada por un servidor, tuvo por objetivo conocer las preferencias electorales de los alumnos. Se realizaron 107 encuestas, para una población de 401 estudiantes, con un margen de error estadístico de +/-8.1. Hay que aclarar que las encuestas no son representativas más que del entorno en la Facultad, no obstante, algo nos dicen de cómo un grupo de jóvenes percibe y se relaciona con la política. El principal problema que los estudiantes identificaron en Torreón fue el de la seguridad. 62% les preocupa, incluso, por encima del desempleo y la crisis económica. En cuanto a la calificación que asignaron a los gobernantes, en un rango del uno al diez, el Presidente Felipe Calderón fue calificado con un 6. El Gobernador Humberto Moreira, fue el mejor evaluado con un 6.6; en cambio, el Alcalde José Ángel Pérez, reprobó con 4.7. Respecto a las campañas promovidas para anular el voto, 51% de los estudiantes desaprueba las campañas, mientras 30% sí las aprueba y un 17% declaró que no sabe. En este sentido, se les preguntó si consideraban que anular el voto podría incidir para cambiar la política, el resultado fue ambiguo. Prácticamente se partió a la mitad entre quienes dicen que sí y los que contestan que no.

¿Qué tanto se identificaron con los partidos políticos? El resultado fue interesante, porque 47% no se identifica con ninguno. Algo similar sucede, como ha demostrado el politólogo Alejandro Moreno, con los electores a nivel nacional.
En la intención de voto por partido para elegir Diputados Federales, el PRI lleva claramente la delantera sobre el PAN, 29% contra 14%. Pero lo que salta a la vista del caso, es el alto porcentaje de indecisos que no asignó su voto: 43%. Ahora bien, si votaran por Distrito, en el 5, el candidato Miguel Riquelme del PRI lograría la victoria con 26 puntos, sobre 12 de su rival más cercano, el panista Néstor Villareal. En el Distrito 6, donde compiten dos apellidos de raigambre político, el escenario es más competido, pues casi cinco puntos separan al candidato del PRI, Héctor Fernández Aguirre, sobre el del PAN, Luis Gurza. Con esa tendencia, no es difícil inferir, el supuesto para renovar la alcaldía de Torreón. 37% de los votos iría al PRI, sólo 11 puntos para el PAN. Sin embargo, el porcentaje de indecisos va del 41 al 50%, lo cual muestra que muchos todavía no se convencen por una u otra opción política. ¿O será acaso el desinterés en la política?
Al final, los candidatos a diputados, apenas si han mencionado a los jóvenes expresamente en sus propuestas, y para muestra, véanse las páginas en la Internet. ¿No habrá algún grupo de jóvenes que se los demande o simplemente repetirán el desinterés que registran las encuestas?
20 de junio de 2009
El Siglo de Torreón

jueves, 18 de junio de 2009

PASA y el Buen Gobierno



El Instituto Ciudadano para el Buen Gobierno, encargado de velar por los intereses ciudadanos, enfrenta su primera prueba de fuego con el caso de la basura y la nueva licitación que abrirá el Ayuntamiento de Torreón. Como ha señalado Transparencia Internacional, los grandes contratos y las concesiones públicas millonarias, tienden a ser atractivas para arreglos irregulares y actos de corrupción. Ahora que el Instituto está en funciones, tiene la obligación y sobre todo, el motivo, para demostrar su compromiso con los ciudadanos, y al mismo tiempo, garantizar los mejor términos para el manejo de la basura en la ciudad. De lo contrario, estaríamos ratificando las viejas inercias de un régimen político, ineficaz y corrupto. ¿O ya se nos olvidó cómo se licitó hace 15 años la concesión de PASA?

sábado, 13 de junio de 2009

De votos nulos, encuestas y elecciones


Regresamos nuevamente a las elecciones. Entiendo que el tema no es grato por razones conocidas, entre ellas, una clase política que goza cómodamente, de los niveles más bajos de credibilidad ciudadana. Sólo un 4% confía en los políticos. En consecuencia, para la mayoría de los mexicanos, la política y los políticos es algo que genera animadversión y de lo cual, se prefiere evitar en las conversaciones cotidianas. Sin embargo, más allá de las fobias y las filias, renunciar a la política, es algo que nos sale muy caro a los mexicanos. Por ejemplo, recuerdo algunas consecuencias: políticos irresponsables, instituciones corruptas, funcionarios abusivos, gobernadores sin límites, maestros y alumnos reprobados, son algunas de las situaciones que diariamente abonan al atraso del país.

Justamente, en este sentido va la afirmación de que nos sale muy caro no atender la política, o lo que es lo mismo, dejar la política sólo a los políticos. El próximo 5 de julio serán las elecciones para renovar Diputados Federales en el Congreso de la Unión. Se trata nada más ni menos, de los representantes populares, y como tal, ellos serán los que tomarán las decisiones más importantes de nuestras vidas, en tanto vida pública, y finalmente, en tanto espacio en común. Por eso, lo menos que podemos hacer es atender ese llamado civil, ya sea votando por unos y otros, o como últimamente proponen algunos personajes públicos, anulando el voto.

¿Pero cómo van las campañas y los candidatos en La Laguna? Al menos en lo inmediato, tres distritos nos interesan. Gómez Palacio y Lerdo representan el Distrito electoral número 2. Ahí la contienda es casi toda para Ricardo Rebollo del PRI, quien compite, lo cual es mucho decir, con Julio Castañeda del PAN. Un aspecto interesante de esa contienda, aún y cuando el uso de Internet no es común para la población de ese distrito, es la importancia que el candidato del PRI le da al uso de su página. Se trata del sitio web más actualizado de todos los candidatos laguneros. Prácticamente está actualizada para todos los días de campaña en pequeños videos. De este lado de lo que queda del Nazas, tenemos los distritos 5 y 6.

El primero es un distrito grande y complejo, porque no sólo abarca Torreón, sino también los municipios de Viesca, Matamoros y Parras. Hacer campaña ahí es un reto por la diversidad de zonas, lugares y paisajes. Los principales candidatos son Miguel Riquelme del PRI, una cara fresca y con mucha experiencia en el terreno electoral. Por el PAN, Néstor Villarreal, a quien si bien, le deja una excelente imagen su compañero de partido, Carlos Bracho, no le basta para competir. Las encuestas le dan una holgada ventaja a Riquelme. El Distrito 6, el terreno es prácticamente una buena parte de la ciudad de Torreón. Lo disputan dos candidatos con raigambre político en la región. Por parte del PRI, Héctor Fernández Aguirre, y del PAN, Luis Gurza. Dadas las características que tiene ese terreno, el resultado del Distrito 6 bien puede ser revelador del próximo ganador, no de la diputación federal, sino de la alcaldía de Torreón, ahora tan vapuleada. La encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica, expresa una cifra de 9 puntos de diferencia a favor del PRI. Como sea, en los tres distritos, los escenarios que se visualizan, son favorable para el PRI.

¡Y vaya que cambian las cosas!. Hace tres años, el PAN dominó los distritos 5 y 6, los mismos que ahora aparecen con las preferencias en contra. Y si una lección nos dejó la elección anterior del 18 de octubre, es que en Coahuila ya no basta la fama de bastión panista para ganar. Por lo pronto, estas son algunas tendencias que se perciben ahora. En cuanto al voto nulo, las encuestas en esos distritos, no registran todavía nada anormal o atípico que supere ese 3% que promedian los partidarios del ser y la nada. Ya veremos cómo avanzan las preferencias en las próximas semanas.

miércoles, 10 de junio de 2009

Más sobre Asamblea de Culturas

Compilo las preguntas y respuestas del caso "Asamblea de culturas"

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Se publicó ayer en este diario el artículo titulado “Asamblea de Culturas”, de Carlos Castañón, donde me acusa de plagiar, en un reciente libro del mismo nombre, la obra que hace varios años editó Elisa Gutiérrez Galindo, llamada Catálogo de extranjeros. Vamos aclarando. Primer asunto: en el Archivo Municipal existen más de dos mil quinientos expedientes que pertenecen a otros tantos extranjeros, y en donde se asientan datos acerca de su procedencia, estado civil, ocupación, religión, etc. Tal información está expresada en formularios del Departamento de Migración, y fue manifestada por cada uno de los inmigrantes que arribaron a estas tierras. Por otra parte, al ser documentación pública, está al alcance de quien la quiera consultar.

Segundo asunto. Repito una vez más lo que he dicho en varias ocasiones: mi respeto y admiración por el trabajo desarrollado, tanto por Elisa, como por quienes también me antecedieron en la dirección del Archivo. Aclaro aquí que ambos libros sí tienen diferencias, y profundas en cuanto al contenido (por eso preferí no hacer mención del Catálogo), pero no estoy desacreditando el trabajo anterior.

Tercer asunto. Para fundamentar su acusación de plagio, dice Castañón que Asamblea “muestra los mismos datos, pero ordenados de forma diferente” y además que “La publicación contiene prácticamente la misma información que ahora, sin pudor alguno, nos presenta como nueva”. Por supuesto que la manera de ofrecer la información es absolutamente distinta (prefiero que el lector juzgue cuál de las dos es un poco más atractiva), pero si Castañón compulsa con seriedad los dos textos, se dará cuenta que hay al menos doscientas diferencias, todas documentadas, por las cuales es un absoluto disparate hablar de plagio. Algunos ejemplos tomados del Catálogo: el Sr. Jorge Furusawa Furusawa aparece como chino y luego como japonés (pp. 167 y 665); El Sr. Jorge Jaik Chabab aparece como español y después como libanés (pp. 440 y 700); el Sr. Tomás López Alonso viene como norteamericano, siendo que es español (pp. 821 y 451). Repito: más de doscientos casos similares no aparecen en Asamblea de Culturas.

Omite Castañón que 252 páginas de Asamblea contienen varias listas, que son parte fundamental del texto. Es más: sólo esas listas son ya una diferencia sustancial. En resumen: Son bases de datos diferentes, es información ofrecida de manera diferente, eliminando de Asamblea más de doscientas casos que aparecen en el Catálogo. ¿Dónde está el plagio? Creo que el “profesional de la historia” Carlos Castañón, no comparó bien dos libros totalmente distintos. (Quien desee el inventario de las diferencias, puede solicitarlo a:

7 de junio de 2009

jorgerdzp@hotmail.com

Jorge Rodríguez Pardo

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¿Libros totalmente distintos?

En torno a la respuesta de Jorge Rodríguez Pardo, director del Archivo Municipal, quiero reiterar lo expuesto en el artículo “Asamblea de culturas” del sábado pasado, publicado en el espacio editorial de este periódico. Lo interesante de la respuesta de Pardo, es que al fin reconoce, lo cual es revelador, que la publicación de Asamblea de culturas, se basa en la misma información del Catálogo de extranjeros, 2002. Y casualmente es muy similar, incluyendo las fotos. Pero le pregunto a Pardo, por qué reconoce hasta ahora, que es expuesto su plagio. Y si no hubiera sido así, ¿también lo habría reconocido? Pardo ofrece en su carta de ayer, una serie de “diferencias” que no son sustanciales, y que por lo tanto, no se apartan del corpus principal del Catálogo de extranjeros, lo cual constata el análisis comparativo de ambos libros que resumí en mi artículo. No hay diferencia sustancial entre ambas publicaciones. Le invito a que los comparen lectores especializados o no, para que verifiquen el plagio que comete. No está de más recordarle a Pardo la definición de la Real Academia Española sobre plagio: Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias. Finalmente, le recomiendo a Pardo leer en mi blog las referencias bibliográficas de instituciones como el CIDE, la UNAM, UANL y otras, que han reseñado en los años recientes mi trabajo profesional como historiador.

Con atención, Carlos Castañón Cuadros

7 de junio de 2009

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Nuevamente, Carlos Castañón pone en mis labios palabras que no he formulado. Se lo voy a decir de manera más llana: Yo revisé, uno a uno, todos los expedientes que componen el Fondo Extranjerías, que es, si no lo ha entendido, la misma fuente de la que parten las dos obras (Catálogo de Extranjeros y Asamblea de Culturas). Por tanto, de tal revisión y entendimiento de los expedientes, en Asamblea de Culturas ya no aparecen más de doscientas personas.

¿Vinieron a solicitar su baja voluntaria? No. Más bien, encontré diversas causas por las que no debieran figurar en el texto nuevo. ¿Deben figurar como inmigrantes a Torreón más de 50 personas por las cuales solamente, en un telegrama o en un oficio, el Departamento de Población le pregunta al presidente municipal si radican aquí? No. ¿Decenas y decenas de personas fallecidas vinieron a avisarme que sus nombres o apellidos aparecen en el Catálogo alterados, o con sexo cambiado, o con nacionalidad inexacta, o repetidos en dos sitios primero con un nombre y luego con otro? Creo que no.

Incluso en su libro sobre inmigración china a La Laguna, Castañón incluye al Sr. Furuzawa como chino, y afirma que otro chino procede de Saigón, lo cual evidencia (en el mejor de los casos) que no acudió a los expedientes.

Con esta respuesta doy por terminada una discusión que considero necia y amañada por parte de Carlos Castañón. Yo no hablo con los muertos, ni mucho menos hice un “copiar y pegar”. Revisé 2,600 expedientes y publiqué, esperando que con pocos errores, la valiosa información contenida en el Fondo Extranjerías.

10 de junio de 2009

Jorge Rodríguez Pardo,

Director del Archivo Municipal de Torreón.

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Quizá Rodríguez Pardo ya olvidó lo que escribió a raíz de mi artículo, pero lo recuerdo: "Elisa Gutiérrez Galindo, a la sazón directora del Archivo Municipal, publicó en 2002 el libro mencionado, basándose en el contenido de los expedientes igualmente referidos." Y si bien, el funcionario habla de las particularidades que él aportó, no reconoce que el corpus de la obra publicada en 2002, es en lo sustancial, el mismo.

Por lo demás, me llama la atención, que su "argumento" final, lo cual es triste, lo dedique a calificarlo como "necio y amañado". No habría sido mejor, a bien de la honestidad intelectual, escribir: Edición corregida y aumentada del Catálogo de extranjeros, 2002.

con atención, Carlos Castañón, 10 de junio de 2009


sábado, 6 de junio de 2009

Asamblea de culturas


Asamblea de culturas o de cómo plagiar un libro con dinero público

Pocos son los libros que se publican en Torreón, y más aun, sobre temas como la historia de la Región o de la ciudad. Por eso, un nuevo libro de historia no debe pasar inadvertido. En este sentido, hace algunos días se realizó la presentación del libro “Asamblea de Culturas en La Laguna”, publicado por el Ayuntamiento y el Archivo Municipal de Torreón. La edición consta de quinientos ejemplares y es atribuido a Jorge Rodríguez Pardo, quien se desempeña como director del Archivo Municipal de la ciudad. Se trata de un ejemplar voluminoso de 467 páginas, donde se compilan miles de expedientes de los extranjeros que vinieron a la región en busca de mejores caminos y oportunidades. El tema resulta bastante atractivo, sobre todo, por las raíces extranjeras que terminaron por asumir a La Laguna, como patria adoptiva.

Al respecto, Rodríguez Pardo afirma con pasión, que la elaboración del trabajo fue “tan retador y tan gratificante”. La fuente de los datos compilados en el libro, proviene del archivo de extranjerías, clasificado y capturado por los archivistas del Instituto, en una base de datos, que por lo menos, existe desde hace siete años. ¿Pero cuál es el valor de este libro? ¿Cuál es su aportación a la historia de la ciudad y la Región? A primera vista, y sobre todo, para el público no especializado o aficionado a la historia, el libro parece una novedad y una prometedora investigación. Sin embargo, al recorrer con detenimiento las páginas del libro, encontramos inmediatamente que no se trata de una investigación, ni tampoco de la interpretación de un científico social que ayuda a comprender el pasado.

Más bien, el libro es un enorme compilado que retoma la base de datos ya existente en el Archivo. No obstante, Rodríguez Pardo, no explica intencionalmente, ni tampoco da el crédito adecuado a quienes generaron la base de datos, simplemente nos dice con entusiasta voluntad: “Era una obligación hacer pública la información contenida en este libro.” ¿Pero no era también una obligación dar los créditos correspondientes? ¿Tampoco era una obligación reconocer el trabajo previamente publicado, citarlo al menos? Hasta aquí la situación no es tan grave.

Lo verdaderamente inaceptable, lo profundamente deshonesto de este “trabajo” es haber omitido deliberadamente, el libro que plagió Rodríguez Pardo. Y para muestra, no se necesita hacer una análisis muy profundo de Asamblea de Culturas, para demostrar que se trata de un pastiche, es decir, un trabajo que muestra los mismos datos, pero ordenados de forma diferente, de tal manera, que se da la impresión de ser una creación independiente. En otras palabras, nuestro “autor”, plagió hábilmente una obra previamente publicada en el año 2002 por Elisa Gutiérrez Galindo, ex directora del Archivo. El libro plagiado se titula “Catálogo de extranjeros“, y fue publicado también por el Ayuntamiento. La publicación contiene prácticamente la misma información que ahora, sin pudor alguno, nos presenta como “nueva” Rodríguez Pardo.

La situación presenta, para recordar la definición de Ambrose Bierce sobre el plagio: “una coincidencia literaria entre una prioridad carente de mérito y una posteridad honorable”. Como profesional de la historia, y como Presidente de la Academia Lagunera de la Historia, uno no puede avalar este tipo de fraudes y mucho menos aceptar, que con dinero público, se insulte la inteligencia de los lectores. Basta con cotejar una publicación con otra para evidenciar el plagio que nos receta el funcionario público. Al respecto, ofrezco en mi blog una serie de pruebas documentales y comparativos que evidencian con claridad, el trabajo “tan retador” de nuestro “autor”.

Lo curioso del caso, es que libro viene avalado por el mensaje del Alcalde José Ángel Pérez, quien escribe que el libro de Rodríguez Pardo, viene “a prestar un necesario servicio a la historia de Torreón”. Como si el Alcalde no tuviera suficientes problemas, como para firmar todavía un libro plagiado. ¿No habría sido mejor dictaminar la obra, informase con algún conocedor previamente? ¿Por qué que no se recurrió a la opinión de un profesional, al dictamen de un perito doctorado en historia y reconocido académicamente lo mismo en Estados Unidos que en Francia, como es el Cronista de la Ciudad, Sergio Antonio Corona Páez?

En el fondo, situaciones como estas, vienen a ilustrar la forma en la que los políticos gobiernan este país, es decir, designan no al más capaz o preparado para un puesto técnico como la dirección de un Archivo, sino se paga un favor político derivado de una campaña. A eso se limita el profesionalismo en la política. Bien recuerda un viejo sabio de origen chino: los líderes lo son, no porque lo sepan todo, y sean muy inteligentes, sino porque se rodean de gente capaz que les complementen sus carencias. Finalmente, si una persona roba un objeto en una tienda es aprehendida, pero si plagia un libro, ¿también?

jueves, 4 de junio de 2009

¿Anular el voto?


Veo con agrado que en los últimos días se ha hecho una polémica nacional en torno a anular el voto para las próximas elecciones del 5 de julio. Pero mi agrado no está en función de anular el voto, sino en la discusión misma, pues en esencia, no hay que olvidar que la democracia es un sistema deliberativo, donde pluramente se discute.

Académicos como Denise Dresser, mi exprofesora en el ITAM, o Sergio Aguayo Quezada y José Antonio Crespo, se han pronunciado por anular el voto.

Por lo demás, no niego la profunda insatisfacción que generan los partidos políticos hacia los ciudadanos, sin embargo, anular el voto no representa ninguna amenaza para los partidos, así que resultaría inútil la acción. Más bien, soy partidario de votar para botar candidatos y partidos. En México estamos lejos de la imaginación expresada por José Saramago en el Ensayo sobre la lucidez, donde el 70% de las boletas quedan en blanco. No obstante, como sociedad no hemos acotado, limitado, ni llamado a cuentas a nuestros políticos. Una alternativa, no la única desde luego, es la reeleción, para que así, los políticos respondan a los ciudadanos que los eligieron, y no a las dirigencias de sus partidos.

lunes, 1 de junio de 2009

Para No ser un líder jurásico

Ahora que es tiempo de elecciones, y que los candidatos de distintos colores andan algunos, pidiendo el voto, otros mendigándolo, las campañas son un motivo para cuestionar los liderazgos que salen a la calle. Esta contienda electoral, bajo el sello excesivo que impone la república del spot, ha obligado a los candidatos a caminar los distritos, de donde saldrán los votos para elegir diputados federales. Al respecto, conviene bien, hacerse de buenas lecturas, y sobre todo, lecturas prácticas que aporten al análisis de nuestros pretendidos “representantes” populares. En este sentido, circula ya el nuevo libro de Ana María Salazar Slack, “Manual de Liderazgo. Para no ser un líder jurásico”, una lectura que recomiendo ampliamente a nuestros aspirantes, pero también, a quienes creemos que en este país se pueden forjar liderazgos comprometidos con el desarrollo común. Al respecto, vale hacer una lectura de este breve y sencillo Manual, para tratar de construir, a base de pequeños granos de arena colectivos, mejores tiempos para los ciudadanos. Actualmente, la política, los políticos y los partidos, cultivan un enorme descrédito, y por lo tanto, rechazo. ¿Pero cómo construir liderazgos bajo otro modelo, otro paradigma? ¿Qué hacer para procurar nuevos valores, capaces de transformar nuestra lacerante realidad nacional?

Ana María Salazar propone este Manual, como una serie de recomendaciones para una clase política que posiblemente todavía no existe, pero que vendrá. Las recomendaciones son para todo aquel que aspire a ser un buen líder político, un líder capaz de entender, no su momento ni el de su partido, sino el momento de los ciudadanos. Para tal propósito, Salazar hace un recuento del viejo liderazgo, ya que para promover el cambio en el estilo jurásico, se requiere antes, conocer precisamente, cuáles son las características que se deben evitar para quien aspira a ser un líder político y social moderno. Entre ellas se encuentra la imposición, en el mejor recuerdo del autoritarismo, seguido de la opacidad en el ejercicio del poder público. También es común en esta cultura jurásica, que la política no es un asunto de méritos, ni del nivel de educación, tampoco de las propuestas, sino de la capacidad de funcionar en un sistema autoritario, donde predomina la lealtad ciega y el compromiso de no hacer sombra a los jefes. ¿Digo algo que no esté presente en nuestras instituciones? El liderazgo jurásico, generó una zoología política destacada: de las Elbas a los Deschamps. Salazar las describe como: Elbaesteraptor; Maestrus tiranicus; Madrazus Magulladus; Foxitaurus; Porfiruatus tiranus, entre otros.

¿Pero en qué consiste el nuevo paradigma de liderazgo propuesto en el Manual? Las tendencias que impulsan el liderazgo político moderno, tienen que ver al menos, con seis aspectos. 1) El acotamiento del uso de la fuerza, es decir, ya no se trata en los tiempos actuales, de imponerse autoritariamente y mucho menos, de hacer uso de la fuerza para imponer una decisión pública. 2) El líder moderno adopta y asume la cultura de la transparencia, como un sello de su compromiso público por abrir los espacios. 3) Está en un entorno de oposición sólida, esto significa que el político actual está rodeado de diferentes actores que se oponen a su poder. No va solo como en los tiempos del partido único. 4) Fortaleza y acción de los medios. El entorno está ampliamente monitoreado por los medios de comunicación que exhiben y critican los comportamientos. 5) El uso de la tecnología es fundamental, desde las redes sociales en Internet, hasta los espacios de videos como You Tube, acotan y definen la pluralidad de fuentes y canales de comunicación que rodean la vida moderna. 6) Globalización de las ideas y las expectativas de buen gobierno. En el mundo globalizado, las ideas y los conceptos corren como pólvora e imponen tendencias, y por lo tanto, agendas de gobierno basadas en experiencias exitosas.

Para no perdernos en las características antes anunciadas, menciono dos ejemplos de nuestro presente jurásico, pero al mismo tiempo, dos ejemplos que muestran el conflicto con las nuevas circunstancias. El Gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, pretende censurar You Tube, y termina por multiplicar el video “Yo lo vi robando…”. El segundo ejemplo: en tiempos de la transparencia, la líder nacional del PRI, Beatriz Paredes, no atiende a la obligación de revelar su sueldo, y simplemente ignora las nuevas reglas. Esta clase de liderazgo está desfasado en el presente, sin embargo, los conflictos que genera, bien pueden ser una oportunidad ciudadana para impulsar un liderazgo moderno, para No ser un líder jurásico.